BRILLO

SORDI & DURÓ: LLAMADO DE LA MÁGIA.

El llamado de la Magia es un viaje audio visual producido por los artistas Paula Duró y Alejandro Sordi. Se trata de un show de música y pinturas animadas en tiempo real que van entretejiendo un paisaje onírico y ancestral para hacer un recorrido del micro al macro cosmos.


Apolo, el dios sol, le regaló a Mercurio una varita mágica llamada Caduceo. Esta particular varita tenía el poder de reconciliar cualquier elemento en conflicto. Al recibirla, ansioso por ver cómo funcionaba, Mercurio la insertó entre dos serpientes que estaban luchando. Inmediatamente, éstas comenzaron a enrollarse simétricamente en espiral alrededor de ella.


Paula Duró y Ale Sordi son dos artistas que magnéticamente decidieron juntarse y dar un salto, enfrentarse, construyendo algo que para los dos es nuevo. El desafío fue doble, crear en vínculo y salir juntos de su disciplina habitual, la pintura, hacia el volumen y la instalación. La escena que construyen en el espacio es la conjunción de determinados elementos simbólicos. Esa composición es como una pintura, pero viva en el espacio, habitable.


La muestra en su desarrollo tiene tres niveles, el primero vinculado a un nivel de funcionamiento de la mente, composición de ideas y puesta en común. El segundo es el de articulación de estructuras, la salida del plano al espacio, la construcción y montaje de la obra, con materiales que el cosmos va proveyendo. Y el tercero es el de activación de la muestra, que contiene una visión hermética, alquímica del mundo, “como es arriba, es abajo” (lo que se expresa en las estrellas, se expresa en la realidad de la tierra), “como es adentro, es afuera”, la ley de la naturaleza que vincula a todos los componentes que la habitan. Es así que más allá de los objetos, la muestra se presenta como un dispositivo oracular, abierto, donde el tiempo sin tiempo se activa junto a los espectadores y amigos invitados, músicos y místicos.


La creación en vínculo es en sí un proceso alquímico. El encuentro para estos dos artistas es un espejo de múltiples reflejos en ambas direcciones, donde fusión y síntesis hacen que las partes se transformen en algo nuevo y conjunto, al mismo tiempo que se enriquecen las individualidades.


Es así como funciona el caduceo, la varita mágica de Mercurio, ése es el secreto de su vibración. Dios de los viajantes y los ladrones, Mercurio articulaba vínculos, trasladaba la información de unos a otros, conectando niveles. Ésa es la línea que Apolo trazó para el joven Mercurio. Para que nuevas combinaciones se hagan presentes. Siendo el arte, tarea sagrada, una ofrenda a la vida.


ALEJANDRO SORDI

Nace en Buenos Aires en julio de 1984. Artista de corazón autodidacta, luego de su paso por la Fernando Fader nunca dejó de investigar herramientas. Asentado en la pintura como su principal disciplina, lo vemos que siempre anda con su cuadernito de dibujos y notas, con cierto amor por la carpintería y la construcción de seres. Muralista y músico, Sordi fluye con el cosmos en cada experiencia que emprende. Los mundos que construye son como sueños vivos, con climas dramáticos y contextos extrañados.

Hay una búsqueda de purgación, liberación del inconciente en la sustancia espiritual de sus obras. Las tensiones que genera son propias del caos emocional en el que el ser humano vive. Es asi que la intensidad y la magia se combinan en los extremos sublimes que transmite, cargados de símbolos a descifrar, como algo críptico. Pero Sordi no busca darnos un mensaje cerrado, sino transportarnos a otros niveles de conciencia que puedan interpelarnos y hacernos preguntas.

Con este bagaje, realizó muestras individuales en espacios como Cósmico Galería en La Plata, Pasto Galería (Patio del Liceo) y Centro Cultural Recoleta, entre otros. Asimismo participó de diversas muestras colectivas como el Puma Urban Art (CC Recoleta), Pictoplasma en Paris, Globo (Patio del Liceo), Movistar Arte Joven 2010 (Centro Cultural Borges), etc. Sin olvidar la instalación en Boulogne Sur Mer Art Building para Arte BA, la Residencia en Aguas Dulces, Uruguay, y la enorme cantidad de murales que realizó en diversos espacios, incluido Matienzo. Con un espíritu chamanico-místico, se expresa en lo cotidiano con una sonrisa en la cara, mostrando que lo simple es la estrecha relación que el cosmos tiene con nosotros, en donde nuestra única responsabilidad es saber escucharlo.


PAULA DURÓ

Nace en Buenos Aires en diciembre de 1981. En el 2000 comenzó a cursar la carrera de Artes Visuales en el Instituto Universitario Nacional del Arte, donde conformó el colectivo NO DEFINITIVO que nucleaba a más de 25 artistas argentinos y chilenos. En 2006 cursó talleres de Dirección de Arte, Escenografía y Vestuario en el SICA. Actualmente se dedica de forma central a la pintura, además de dar clases en su taller (La Fuerza) en el Patio del Liceo. Acompañó durante varios años a Chancha Via Circuito desarrollando sets de visuales para su música en vivo, presentándose en Chile, Perú, México, Estocolmo, Londres y París, entre otras ciudades. Participó en una enorme cantidad de muestras individuales y colectivas, en Argentina y otros países como Chile y Alemania. Su primera participación en Curriculum 0 en 2004 fue el comienzo de un recorrido que la llevó por espacios como Kosmos (Hamburgo, Alemania), el Planetario de Buenos Aires, Braga Menéndez, CC San Martín, CC Recoleta, Kosovo (Córdoba), Isidro Miranda, Masotta Torres, Wussman y Ruth Benzacar.

Sus obras tienen algo de paisajes situacionales que integran una dualidad rituálica por un lado y cotidiana por el otro. En esas imágenes la vida es vivida en una dimensión mágica, en donde diversas culturas se cruzan producto de viajes vividos. Hay una exuberancia ordenada, casi escenográfica, con elementos que muchas veces están simbolizados más que representados. El cielo, el agua, el fuego, la luna, los planetas, la vegetación, los cuerpos, son lo que sucede, la naturaleza viva y presente. Muchas veces es de noche y mientras se irradia una luz provieniente de los cuerpos y rostros de texturas suaves, el color es una clave certera, con gamas dulces que generan placer en sus contrastes y analogías. Nada parece puesto al azar, sino producto de una meticulosa búsqueda, que en sesiones de largas horas vive como algo que la quema adentro, pugnando por salir, mostrándole ante sus ojos su propio proceso interno. Intensa, interesada en ampliar su percepción, se la ve disponible a lo nuevo, aprovechando la riqueza que cada investigación contiene y de la que ella luego puede hacer su propia síntesis.